miércoles, 19 de marzo de 2014

Amigo...

Amigo...

Río de aguas bravas,
naturaleza decidida,
laberinto de palabras,
mas tus ojos no mienten.
Te veo.

Te despreendes con un simple gesto,
vuelas hacia el infinito,
incierto y fugaz,
desatado e indómito.
Te vas.

En tu despedida queda tu aroma,
te lo pedí, lo cumples,
siempre con los detalles piensas,
pese a no ser muy normal.
Lo sé.

Empiezas de nuevo el viaje,
no me gusta tu partir,
discreto te alzas,
envuelto de azul y rojo.
¿Porqué?

Quedan muchas palabras,
muchas sendas que enseñar,
muchas cosas que decir,
y no quiero oírte llorar.
No más.

Pero ya no hay vuelta atrás,
alrededor todo cambia,
lo que brota se estanca,
se congela en el pajar


Te veo, te vas.
Lo sé, ¿Porqué?
¡No más! 


Yo me quedaré y cumpliré mis promesas
las contadas y las quedas,
mientras que el mundo sea mundo,
y el tiempo, tiempo sea. 

Cansado de las palabras,
de las esperanzas dadas,
de los consejos desoídos,
de la derrota enunciada.

En la soledad de mi cama
en la piedra del zapato,
con la fuerza de un hierbajo,
ando retraído y frustrado.

De la vida y de la edad,
de la experiencia sé algo más,
y es que sé que dolerá,
muy a mi pesar. 

Pero yo me quedaré y cumpliré mis promesas
las contadas y las quedas,
mientras que el mundo sea mundo,
y el tiempo, tiempo sea.