jueves, 19 de febrero de 2015

Ascensión

Escondido en la grieta de la pluma
hay esas palabras que al escritor perturban,
las que busca con esmero y astucia,
tras incontables hojas sucias.

Indómita, esa rima se resista al alba.
Descarada, ¡Oh Orgullosa! Al no plantar cara.
Perdida. Piensa el escritor de día,
¿Rota o ya escrita en alguna rugosa esquina?

En balde versa el poeta al tumbar la tarde,
Huérfanas letras hacia ninguna parte.
Y sigilosa, pícara, se refugia esa prosa en la noche
Cual danzante musa que la luna esconde.


Y sin previo aviso la grieta desborda,
en la letra corrida, en una simple coma,
y hebras se tejen en su influencia azarosa,
sucumbiendo al trance entre la letra borrosa,
susurra Rubricante cual terrible Diosa,
y ascienden libres sus oscuras mariposas.

¿Entre obrar y deshacer cuál es su venganza?
¿Es virtud o maldición lo que le alcanza?
Que si al ver níveo el lienzo el temor avanza,
Cuando asciende Ella su posesión atrapa,
Cambiando tiempo por prosa, arena por letra,
hasta que el sol toma de nuevo por sorpresa.

Pues cuando echa Perséfone su alhaja,
se convierte cada grano de arena en palabra.
Pero cuando la Diosa echa su mortaja,
se asesina las horas buscando entre morralla.

Y todo lo plasmado a cambio del tiempo dado,
Y todo lo sufrido por dar forma a este canto,
será condena cruel de algún lector incauto.
Y a su vez esa grata inspiración divina,
aquellas mariposas sembradas en linea,
podrán ser abono en una cabeza vacía.

Así que danzad, danzad, oscuras mariposas,
en un poema simple, en una humilde prosa,
en un relato corto, en una ficción hermosa,
danzad hacia el autor que con arte os evoca,
salid de la grieta que os cuida y atesora,
preñad la mente de los que lean sus obras.